La próxima vez que vea algo colgado en una línea eléctrica aérea aleteando en la brisa, agudice la vista un poco más. Es probable que no sea una bolsa de plástico o los restos de un globo de cumpleaños, sino un pequeño avión espía que roba energía de la línea para recargar sus baterías.
La idea proviene del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. (AFRL) sito en Dayton, Ohio. El proyecto propone operar misiones de vigilancia extendida utilizando aviones controlados a distancia con una envergadura de aproximadamente un metro, pero el mayor desafío técnico ha sido encontrar la solución al problema del reabastecimiento en vuelo, para poder extender la autonomía de vuelo de estos pequeños aviones.
Para solucionar el problema, el Air Force Research Lab (AFRL) ha concebido un avión propulsado por energía eléctrica que es capaz de recargar sus baterías acoplándose a cualquier línea eléctrica que encuentre en su camino; además, el avión será capaz de modificar su aspecto para parecer un pedazo de basura colgado del cable.
El primer paso en este proyecto de investigación es conseguir que el micro vehículo aéreo (MAV), que volará a 74 km/h, se enganche a una línea eléctrica sin destruirse a sí mismo ni a la línea.
El siguiente paso es hacer que el avión pueda plegar sus alas para adoptar el aspecto de un pedazo de basura arrastrado por el viento. El DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency o Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa) ya dispone de buena parte de la tecnología necesaria para esta transformación, que incluye “pieles deslizantes” hechas de fibra de carbono, que permitirán al avión cambiar de aspecto y alas telescópicas que podrán plegarse y desplegarse en segundos.
Sin embargo, abundan los desafíos: Zac Richardson, un ingeniero de líneas eléctricas de National Grid en el Reino Unido, advierte que si el MAV contacta con una línea eléctrica local de 11 kilovolts, podría cortocircuitar dos conductores, provocando una desconexión automática de la energía que el avión busca. En una línea eléctrica de transmisión interurbana de 400 kilovolts, corre el riesgo de descargar arcos voltáicos. “De todos modos colgará efervescente, golpeando y exponiendo su ubicación”, dice Richardson.
“Incluso los barriletes que caen en las líneas eléctricas causan averías”, agrega Ian Fells, un experto en transmisión de electricidad con sede en Newcastle, Reino Unido. “Es una idea completamente extraña tratar de aterrizar un avión en uno”.
Según lo antes mencionado, el problema más importante que presenta un avión de este tipo es la posibilidad de provocar fallos e las líneas eléctricas; así, al posarse sobre una línea de media tensión podría provocar un cortocircuito, provocando su desconexión. Si se posara sobre una línea de alta tensión, los problemas podrían ser aún más graves.
Independientemente de los desafíos enfrentados, AFRL planea vuelos de prueba en 2008.
Fuentes: NewScientist – Teleobjetivo – AFRL
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Fecha de publicación del artículo original: 27/12/2007