De las 100.000 toneladas de aparatos que se descartan por año en la Argentina, sólo se recicla aproximadamente el 2 por ciento. Quería encontrar la clásica heladera SIAM de bolita, símbolo de lo que había sido la empresa décadas atrás. Corrió hacia una más moderna que todavía tenía los imanes pegados sobre la puerta; se metió por un angosto pasillo entre los electrodomésticos arrumbados y la encontró. Descascarada, con el logo colgando, esa heladera había ido a parar ahí, a un patio trasero de la ex fábrica SIAM, situada en Avellaneda, a orillas del Riachuelo, procedencia directa de alguna casa como parte del plan canje de electrodomésticos de línea blanca que en 2009 promovió el gobierno nacional.
Esa heladera, al igual que las 1500 que quedan a su alrededor, ya fue desguazada: se le extrajeron los aceites del compresor y los materiales aislantes, y se separaron el gas, el plástico, el acero, el cobre y el aluminio para comercializarlos. A las carcasas se las fueron llevando de a poco en camiones, rumbo a una planta de recuperación de metales ferrosos que los clasifica y selecciona para abastecer a las plantas siderúrgicas de Ternium Siderar y de Tenaris, donde se convertirán en tubos o chapas laminadas de acero para la fabricación de autos, sembradoras, postes de luz, silos y lavarropas.
Contento por haber encontrado el modelo que buscaba, Julio Cozes, una de las 105 personas que trabaja hoy en la cooperativa que se formó tras la quiebra de la empresa a mediados de los 90, cuenta que por el plan canje llegaron a acumularse en pasillos, patios y galpones unas 16.000 heladeras y lavarropas. Un verdadero cementerio de electrodomésticos, destinado al reciclaje, que muestra sólo una ínfima parte de la contracara del boom de consumo: los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), cuyo número no sólo aumenta cada año, sino que, de no recuperarse, son los que mayor cantidad de sustancias contaminantes aportan al medio ambiente.
Porque, en líneas generales, el trabajo que viene realizando la cooperativa SIAM con las heladeras es una excepción: se calcula que se recicla no más del 2 por ciento de las 100.000 toneladas de RAEE que se generan por año en el país, según Greenpeace. Lo demás termina en la bolsa de basura, en la vereda, en services o acopiados en roperos, garajes y oficinas públicas y privadas.
Hoy, en la Argentina, en una casa de una familia tipo de cuatro personas pueden contabilizarse unos 50 aparatos o dispositivos eléctricos y electrónicos, entre electrodomésticos, televisores, equipos de audio o video, juegos, iluminación, pilas, baterías y cámaras de fotos, que pesan unos 420 kg, según precisa Gustavo Protomastro, director de Escrap, una red de operadores de residuos que promueve el uso sustentable de los aparatos electrónicos. De ese total, se desechan unos 10 kg por año, es decir unos 3 por habitante, y cuyo mayor peligro son los componentes altamente contaminantes que poseen, como mercurio, cadmio, bromo, selenio y plomo.
“La venta como segunda mano ha caído notablemente a la par del ciclo de vida de esos aparatos. Entre el 30 y el 40% de lo que va a la basura termina contaminando suelos y rellenos sanitarios; lo que se deja en la vereda es recuperado por cartoneros o chatarreros en busca de sus metales, pero también se desechan. Más del 50% queda acopiado en casas y una pequeña fracción llega en la actualidad a plantas, debidamente, para ser reciclada. De 120.000 toneladas anuales, no más de 10.000 se reciclan en plantas habilitadas”, explica.
Son pocas las empresas habilitadas por la Secretaría de Medio Ambiente que gestionan residuos. Y firmas como Silkers o Scrap, y Rezagos se dedican a residuos informáticos y de telecomunicaciones, pero no a RAEE de línea blanca.
Números en aumento
La cantidad de aparatos eléctricos y electrónicos que se descartan aumenta cada año. En su previsión para 2011, la Cámara Argentina de Máquinas de Oficina, Comerciales y Afines (Camoca) estima que se generarán unos 74.562.400 kg de residuos entre fotocopiadoras, impresoras, computadoras, cartuchos, teléfonos… Unos cuatro millones más de lo que se había alcanzado en 2010, sin tener en cuenta los residuos de electrodomésticos de línea blanca, respecto de los cuales no existen índices oficiales ni privados.
A Greenpeace no sólo le preocupan los residuos que se producen todos los años, sino también el acortamiento de los ciclos de vida de estos aparatos, tanto por el boom del consumo como por la cada vez más acelerada renovación tecnológica. Por ejemplo, las computadoras: para este año, calculan que en el país se descartará más de un millón, número que en años venideros subirá fuertemente.
El de los televisores es un caso emblemático: entre la renovación tecnológica, el plan LCD para todos, las cincuenta cuotas sin interés, el efecto Mundial 2010 y el denominado “apagón analógico” por la llegada de la televisión digital se ha impulsado un fuerte recambio, que significó un incremento del parque de televisores en más de 20 millones de unidades en menos de una década, según Greenpeace.
Respecto de los celulares, en los últimos dos años se desecharon en el país casi 10 millones, es decir, cerca del 30% del parque actual.
En números
• 2% de los residuos se recicla: No más de 10.000 toneladas se reciclan en plantas habilitadas por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
• 120.000 Toneladas se descartan por año: Es el número aproximado de residuos eléctricos y electrónicos entre los que se cuentan desde computadoras y celulares hasta pilas, televisores y electrodomésticos.
• 16.000 heladeras por el plan canje: Como parte de ese programa de 2009, promovido por el gobierno nacional en 2009, la cooperativa de la ex fábrica Siam recibió esa cantidad para reciclar.
La ley que espera la aprobación en diputados
En mayo de este año, el Senado de la Nación aprobó el proyecto de ley que promueve la responsabilidad del fabricante hasta el destino final del producto, y que establece presupuestos mínimos para que se defina qué hacer con las más de 100.000 toneladas de basura electrónica que se producen por año en el país.
Hoy, el proyecto que se encuentra en la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados y que será girado a la de Industria y a la de Presupuesto, espera alcanzar dictamen. “Mientras se dilate la promulgación de la ley, la basura electrónica en la Argentina seguirá creciendo”, afirmó Yanina Rullo, coordinadora de la Campaña de Residuos Electrónicos de Greenpeace, que confía en que el proyecto se pueda convertir en ley antes de fines de año.
¿Qué son los RAEE?
En inglés el término e-Waste es una abreviación de Waste Electrical and Electronic Equipment (WEEE), lo que en español es equivalente a Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE). Otros términos conocidos son: e-scrap, e-trash, residuos electrónicos, residuo-e o simplemente chatarra electrónica. La palabra RAEE se refiere a dañados, descartados u obsoletos aparatos que consumen electricidad. Incluye una amplia gama de aparatos como computadores, equipos electrónicos de consumo, celulares y electrodomésticos que ya no son utilizados por sus usuarios. Por la creciente digitalización de los productos anteriormente eléctricos como hornos, calderas y hervidores esta distinción se puso borrosa. Cada vez estos aparatos contienen más circuitos electrónicos y tarde o temprano terminan siendo RAEE.
Categorías de RAEE
El desglose de los RAEE en diferentes categorías no es definido a nivel internacional y a veces tampoco es unívoco. Por lo tanto existen varias clasificaciones que se distinguen no sólo por el número de categorías sino también por los criterios subyaciendos. A continuación se presentan 3 de estás clasificaciones.
Las 10 categorías de la Directiva sobre los RAEE de la Unión Europea se orientan por la perspectiva del productor de los equipos. Desde la perspectiva del reciclaje tiene más sentido orientarse por el contenido, el tratamiento y el transporte de los aparatos obsoletos. La clasificación en las tres categorías línea blanca, línea marrón y línea gris es probablemente la más conocida por el consumidor.
• Las 10 categorías de la Unión Europea
Según la Directiva de la Unión Europea del 2002 los RAEEs se dividen en las siguientes 10 categorías:
• Las 5 categorías desde la perspectiva del reciclaje
Como en general las clasificaciones de los RAEE se hicieron desde la perspectiva de la producción o del consumo, ellas no hacen mucho sentido para el reciclaje. Teniendo en cuenta los diferentes criterios importantes para el reciclaje, se presenta la siguiente clasificación:
• Las 3 líneas de color
Otra clasificación bien conocida subdivide los RAEE en 3 líneas nombradas por colores: línea blanca, línea marrón y línea gris (inglés: white goods, brown goods, grey goods). Los nombres de las 3 líneas resultaron de los colores corrientes de los aparatos que pertenecían a la línea correspondiente. Pero de acuerdo al diseño de los productos que se ha desarrollado , algunas veces los aparatos no se pueden clasificar por su color.
Fuentes: La Nación – RAEE
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