La falta de nueva generación en muchos mercados está promoviendo que se le preste más atención a un problema muy serio: el fraude de energía.
Son varios los países que temen por su suministro de energía debido a la falta de nuevas inversiones en los sistemas de generación, Ecuador es un claro ejemplo. A falta de nuevas plantas de generación, los diferentes mercados intentan reacondicionar plantas existentes y, sobre todo, atajar el problema del fraude.
Este factor está demostrando tener unas repercusiones muy importantes una vez que algunos mercados lo han dejado crecer sin ningún tipo de control debido a que se tenían otras prioridades o debido a que había energía suficiente para todos.
En países donde el gobierno aún controla los activos de generación y distribución, el fraude impacta negativamente en los fondos que se pueden destinar a invertir en nueva generación o mejora de la infraestructura eléctrica existente.
Las pérdidas en estos mercados se compensan con otros fondos públicos. Por eso, en algunos de estos mercados la prioridad no es combatir el fraude pues otras prioridades, como el suministro de energía en sí, ocupan la mayor parte de los recursos de algunos proveedores.
Este es el caso de Luz y Fuerza del Centro (LFC) en México. Esta empresa reconoce que podría llegar a tener hasta un millón de conexiones fraudulentas que además suelen consumir el doble que las conexiones lícitas.
LFC asegura que en algunas zonas llegan a perder hasta el 27 por ciento de lo facturado debido al fraude.
Escasez de recursos
A pesar de estas alarmantes cifras, LFC dice no poder darle prioridad a este tema debido a que sus recursos se destinan principalmente a proveer y abastecer energía eléctrica.
Y si bien LFC no ve una prioridad en atacar este asunto, sus propias cifras parecen sugerir que se debería poner en marcha un plan para reducir las pérdidas debido a estos delitos.
En mercados donde la generación y la distribución están en manos privadas, el fraude provoca que algunas distribuidoras estén cerca de la quiebra, simplemente dejen de pagar por la generación, o no den servicio en determinados momentos.
Por ejemplo en Nicaragua, Unión Fenosa es la empresa propietaria de las dos distribuidoras del país. Esta empresa asegura perder unos 30 millones de dólares anuales debido al fraude.
Esto significa, según cálculos de la compañía, que habría entre 250.000 y 300.000 conexiones fraudulentas. Mientras la española solicita al gobierno que endurezca las multas y penas de los fraudulentos para reducir sus pérdidas, el gobierno sostiene que sólo las mejoras tecnológicas apropiadas en la infraestructura de distribución pueden reducir los niveles de fraude.
Como el pez que se muerde la cola, Unión Fenosa argumenta que con los niveles de fraude actuales es inviable invertir en estas nuevas tecnologías y la solución pasa por simplemente dejar de proveer servicio a aquellos que no pagan o se detecta que defraudan.
El impacto en el servicio
En ambos casos, el fraude está ya directamente impactando al servicios de los que pagan, ya sea con apagones o con un aumento de la factura, o ambas.
En muchos mercados se acusa al robo de energía como el culpable de los elevados precios de la energía eléctrica, pues las generadoras, en algunos casos, deben compensar estas pérdidas incrementando el precio a los que sí pagan.
En este círculo vicioso, cuanto más suben los precios más incentivos se producen para que siga aumentando el robo de energía.
En varios países centroamericanos, México, Ecuador y República Dominicana, por mencionar algunos, no cejan las quejas por los elevados precios de energía eléctrica que enfrentan los usuarios.
Y es que en la región hay países con precios de energía muy elevados. Un ejemplo es Brasil cuyos precios son los décimos más caros del mundo.
Y si bien estos precios no tienen sólo que ver con el robo de energía y más bien con los precios de los combustibles, el fraude no ayuda a poder mantener los precios bajo un cierto control.
Países como Ecuador enfrentan una situación aún más dramática pues a la falta de energía se le suman niveles de fraude muy elevados. La empresa de distribución Emelmanabí sufrió pérdidas debidas al fraude de más del 40 por ciento durante el primer trimestre de 2006.
Estas pérdidas casi duplican la media nacional en este mercado que tiene la no despreciable cifra de más del 23 por ciento.
Ecuador se encuentra en una situación muy delicada debido a las pocas lluvias que han dejado a las hidroeléctricas con poca capacidad.
Por ello, el problema del fraude ha salido a relucir así como la necesidad de atajarlo lo antes posible como medida para asegurar el suministro eléctrico en el futuro cercano.
Tipos de fraude y remedios
Los ataques fraudulentos se producen en varios ámbitos dentro de la infraestructura eléctrica. Estos ataques de fraude entran en la categoría de pérdidas no técnicas tanto en la generación como en la distribución.
En algunos casos los usuarios alteran los contadores para reducir sus facturas, en otras se realizan conexiones directas ilícitas al tendido eléctrico, a veces como ha sucedido recientemente en República Dominicana algunas comunidades se quedan a oscuras debido al robo del propio cableado.
En algunas ocasiones los sistemas de facturación de los propios distribuidores son deficientes e incapaces de facturar por toda la energía servida así como son incapaces de detectar donde en la infraestructura se producen los robos, aunque en la mayoría de los casos las zonas conflictivas se conocen a la perfección.
Todos estos problemas, que suelen ser la causa de la mayoría de las pérdidas de energía, pueden ser solucionados.
Por ello, son varios los remedios para evitar o reducir el fraude de energía, pasando desde realizar algunos cambios en la infraestructura como medidores más sofisticado y resistentes, y cables enterrados, como sistemas de software de monitoreo en el uso de la energía para poder determinar en qué lugar se está produciendo el fraude.
En Honduras la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) ha decidido invertir en las instalación de 35.000 medidores de la empresa Elster Electricity para el sector residencial, industrial y comercial con miras a reducir el fraude de energía. El despliegue de estos nuevos medidores llevará seis meses a partir de diciembre de este año y se realizará en la zona urbana de San Pedro Sula, en la región noroccidental del país, en ciertos sitios de Tegucigalpa, al sur y en La Ceiba.
La particularidad de estos medidores es que tienen un sistema de comunicación de dos vías y pueden ser conectados y re conectados remotamente por el distribuidor.
Además de estos medidores inteligentes, ENEE instalará un sistema de la misma empresa para auditar la energía y el balance de la red para monitorear posibles fraudes en la misma.
Las inversiones para este tipo de sistemas no suelen ser prohibitivas y los fabricantes aseguran que su experiencia en otros mercados demuestra que la inversión es recuperable en un espacio corto de tiempo.
Por ejemplo, Bahamas Electricity Corporation contrató a la empresa Itron para instalar nuevos medidores y un sistema de recolección de datos remoto en el año 2004. La inversión de este proyecto ascendió a ocho millones de dólares. La empresa esperaba obtener unas eficiencias del 50 por ciento en su facturación una vez el sistema estuviera totalmente desplegado. Estas ganancias en la eficiencia podrían suponer unos 15 millones de dólares adicionales en la facturación de la empresa.
Algunos sectores reclaman medidas legislativas más duras contra aquellos que atentan contra el suministro de energía eléctrica. Sin embargo también están los que defienden que este tipo de acciones no frena el fraude y únicamente nuevas tecnologías pueden ser realmente efectivas. Hay que tener en cuenta que la electricidad se considera una necesidad básica y es bastante impopular imponer grandes sanciones por el robo de este bien, aunque cada vez más mercados se suman a incrementar dichas sanciones.
En República Dominicana la nueva ley del sector eléctrico, Ley General de Electricidad (125-01), contempla penas de cárcel y duras sanciones para los fraudulentos. En este mercado se considera que este tipo de medidas son necesarias para paliar el creciente robo de energía.
Otros mercados también planean poner reglas más severas para aquellos que roban energía, pues estos robos suelen tener un impacto negativo importante a nivel económico y social. Parte de estas pérdidas se le pasan a los usuarios que pagan, creando un importante descontento.
Además, muchas de las conexiones ilícitas ponen el peligro la propia vida de quien lleva a cabo la conexión y la de otros, pues estas conexiones suelen estar hechas de cualquier manera sin ningún tipo de medidas de seguridad apropiadas.
Estas conexiones provocan desperfectos en la propia red eléctrica y causan problemas de tensión que pueden generar problemas en los electrodomésticos provocando accidentes graves así como posibles incendios.
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